Este momento vital de desencanto,
donde lastrados habitamos estos sitios,
perreras, latifundios solos,
cárceles alejadas de lo bello,
para todo ojo casual mancha certera
óxido que se anchan
pues somos como minúsculos islotes,
plataformas de nuncios y preclaros
rechazados, ilesos, y sin fama,
( ¿nosotros, los otros? )
que por voz tienen goznes que resuenan
y por vida unas listas,
cosas hechas,
remansos de aguas secas donde beben
recuerdos sin más fe
de ser previstos,
inocentes viajeros, actos simples,
cadalzos sin altura y soga virgen,
donde acaso sea fatuo sospechar,
y lograrlo poco menos que imposible,
terminar los asuntos
desde el cuello...
Visiones entrabadas
son para mí una corta vacación,
pues como dices tú, nada de eso soy...
Pero, cuántos de aquí que vagan sin hallarse,
en medio del sin hacer este se encuentran
conmigo visitando estos lugares,
raudamente,
cuidando de no perder la vida
por tentar inútilmente de ir a hallarla...
Celebro que nos veamos a la luz
en medio incluso de estas gestas pardas,
que a veces tiran a quedarse a oscuras...
con las lámparas de mano ilesas,
a la altura para ver la vida,
no sé cómo le hacen,
bienhechora,
para quedar a oscuras divagando,
cuando su voz y su grafía alumbran,
y aunque no quieran la luz
ni sean una,
brillan desde su luna...
pese a todo...
JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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